Nació en
Hualgayoc, fue hijo de Manuel Bernal y de Juana Arana, tuvo una sólida posición
económica. Realizo estudios en el colegio Guadalupe de la ciudad de Lima,
egresando de sus aulas en 1852. De regreso a Hualgayoc acrecentó la fortuna de
sus padres en actividades mineras y comerciales. Se casó con doña Rosalía
Matute, quien muriera tempranamente. Cuando se declaró la guerra con Chile en
1879. Puso su fortuna y dinero al servicio de la patria, organizó un batallón
al que dio armas y uniformes y lo condujo a la ciudad de Lima. Dejando su
pueblo, familia y negocios. El batallón que Bernal formó tuvo el nombre de
Libres de Cajamarca N.º 21 el cual estaba encuadrado en el ejército del norte
que, conformaban cinco divisiones, distribuidas en dos cuerpos. El comandante
en jefe del ejército del norte era el general Ramón Vargas Machuca en cuyo
estado mayor actuaba el coronel provisional Guillermo Billinghurst, quien sería
con el correr de los años presidente de la República. Joaquín Bernal, como
otros ciudadanos defendió Lima. Luchó en la primera línea en la batalla de San
Juan el 13 de enero de 1881 y en medio del fragor del combate una bala le
taladró el cráneo, no murió de inmediato, el 16 de febrero de 1881 se presentó
el notario Felipe S. Vivanco, ante él Bernal expuso su última voluntad en su
casa número 322 de la calle Boza de la ciudad de Lima, eran las tres de la
tarde, Bernal no podía firmar, pero declaró que nombraba como albacea, curador
y tutor de sus menores hijos: María Angela, Rodolfo y Margarita, a don José
Manuel Osores; testigos de este testamento fueron , José Lino Matute, Santiago
Chaparro, Juan Vargas y Agustín Gamarra, el 17 de febrero después de haber
sufrido la terrible operación del trépano dejó de existir. Tenía 45 años de
edad, su partida de defunción está inscrita en La Parroquia de los Huérfanos,
libro N.º 1, folio 181. En alguna ocasión sirvió a la patria como representante
del congreso, cuando actuó como diputado de minas. También se desempeñó como
subprefecto de Hualgayoc, "El pueblo donde he nacido" como cita
textualmente en una de sus correspondencias con el prefecto del departamento.
Los restos del coronel Joaquín Bernal se encuentran en el nicho número 18 de la Cripta de los Héroes. Una calle de Lima y otra de San Juan de Miraflores llevan su nombre. Además de un colegio estatal.
Pero Bernal enmarca una época de la historia, minero prominente, hombre respetable, padre abnegado, peruano a carta cabal que no dudó más de una vez en poner su fortuna al servicio de su pueblo y de la patria, del Perú que no pudo concebir como una nación invadida.
Durante el periodo que Bernal sostuvo correspondencia con la prefectura de Cajamarca quedó testimonio de la personalidad de este hombre que también al igual que otros personajes ilustres de su época, fueron testigos de los problemas de su pueblo. Testigo de las injusticias y de los desatinos políticos. Nunca permaneció inerte ante los abusos cometidos con su pueblo, prueba de ello son las cartas que dirigía con propuestas de interesante factura.
En la ciudad de Hualgayoc, capital de la provincia de su nombre, en el departamento de Cajamarca, reunidos los ciudadanos que suscribimos en casa de don francisco Javier Odiaga y teniendo en consideración: Primero: En la rectitud, integridad e ilustrado juicio del Benemérito Señor Coronel Prefecto ha accedido a nuestro pedido consignado en el recurso que elevamos el 27 del próximo pasado, pidiéndole la suspensión del Sub Prefecto Manuel Romero, por su punible conducta en el ejercicio de sus funciones, y Segundo que ha nombrado Sub Prefecto interino al Sr. Don Joaquín Bernal quien por su buen juicio, tino, sagacidad y prudencia salvó al pueblo indefenso del conflicto promovido con mano armada por el citado sr. Romero y Don Catalina Miranda el mencionado día y que en adelante servirá de la mejor garantía para nuestra tranquilidad y la de nuestras familias, constantemente alterada por los escandalosos desvíos de las personas referidas. Acordamos: Dar por medio de la presente acta las más expresivas y elocuentes gracias al citado señor Coronel Prefecto; por tan acertada y justa medida con la cual marchará esta ciudad y provincia toda, en la más completa tranquilidad, paz y orden afianzadas, por un buen representante, el que con su conocido patriotismo y ejercitado tino atenderá la marcha progresiva de la provincia desatendida tan largo tiempo, cumpliendo fielmente los deberes inherentes a tan honrosa y sagrada misión.
